¿RELIGIOSO O MUÑECO DE HILO?

Hablar hoy de vida religiosa y vocación es utópico y fuera de lugar (histórico y natural) para aquellos que se dicen post modernos. Esta forma de ver la religiosidad de los individuos y de quienes, a pesar de lo incomprensible que resulta en este siglo hablar de seguir a un hombre que donó su vida al servicio del más pobre por medio de la vida religiosa, parece estar convalidada por la manera en que muchos superiores y superioras, incluyendo a los formadores, que asumen la responsabilidad de conducir la recta intención de quienes se acercan a tocar las puertas de sus institutos, con el sueño prístino de seguir de forma radical a Jesús y La Buena Nueva, entendida como AMOR POR EL REINO.

El devenir de la historia y, por ende el paso del tiempo, han venido demostrando que ya seguir a Jesús no es lo importante dentro de la vida religiosa, si no el seguimiento de los caprichos y vaivenes psicológicos de quienes ostentan el poder dentro de la misma vida religiosa, quienes anteponen sus propios proyectos y fracasos acomodando la interpretación y aplicación de las normas constitutivas y fundantes de la propia familia religiosa, que conllevan a que el formando o religioso se convierta en un MUÑECO DE HILO, que busca siempre satisfacer dichos caprichos y vaivenes y, de esta manera, perder el amor original y la pureza de su sueño vocacional, siendo objetos de manipulaciones, abusos, vejámenes y, sobre todo, de una profunda despersonalización que conlleva a ser una simple marioneta que busca agradar al público dentro del espectáculo de la formación y de la vida religiosa. Quien no acepte esta despersonalización y pretenda, desde sus propias limitaciones, ser verdadero religioso de carne y hueso y no de papel, acartonado y simulador cumplidor de una fatua interpretación legal y canónica de la vocación y la vida religiosa, es catalogado como subversivo, que no se deja moldear por la voluntad de Dios, que es la voluntad de los superiores (formadores) y son obligados a llegar al límite de sus fuerzas físicas y mentales, que incluso terminan por abandonar la vida religiosa como medida de salud ―y esto lo he vivido en carne propia como novicio de la Orden de Clérigos Regulares―, que nace en un periodo turbulento de la historia de la Iglesia como respuesta a la crisis religiosa de su tiempo, y hoy ha devenido, no en la familia de clérigos que vivirían del común y para el común como lo soñó San Cayetano de Thiene, si no en una familia de muñecos de hilo que deben agradar a sus superiores dejando de ser ellos mismos buscando consuelo en antiguas y caducas tradiciones (hábitos, normas, latín, etc.) para poder soportar esa no-vocación a ser religiosos, sin ser primero que nada hombres que buscan ser seguidores y anunciadores del REINO DE DIOS. Dejando de ser los protagonistas de su propia vocación y vida religiosa, castrando su libertad, que es la libertad del HIJO DEL HOMBRE al que llamamos JESÚS DE NAZARET.

Suscríbete a Nuestra NEWSLETTER

Asociación Extramuros
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.