Por Hortensia López Almán
Comprobamos en nuestra asociación que a las personas secularizadas y exclaustradas les cuesta mucho pedir ayuda. Las causas son varias, y una de ellas es sin duda que en la vida consagrada de la que provienen no hay cultura del autocuidado.
El autocuidado es un compromiso consciente y continuo de atender a las propias necesidades físicas, mentales y emocionales. Es la capacidad de prestar atención a lo que nos sucede, a lo que pensamos y a lo que sentimos, a sabernos validar y proteger, y así lograr un estado de bienestar físico y psicológico.
Estas personas están educadas en una mentalidad que interpreta el cuidado de sí como egoísmo, sin reconocer que también nosotros tenemos necesidades que satisfacer. Surge así un sentimiento de culpabilidad si se dedican un espacio y un tiempo. Es importante aclarar que pensar en nosotros y practicar el autocuidado no nos convierte en personas egoístas y por eso no debemos sentirnos mal. No estamos descuidando a los demás, simplemente nos estamos teniendo en cuenta, nos estamos queriendo a nosotros mismos y mejorando nuestra salud mental, física y emocional.
El autocuidado es importante sencillamente porque nuestra vida lo es y deberíamos cuidarla.
Por otro lado, para alcanzar la unión con Dios tan deseada por todas ellas, se les ha formado en una purificación autodestructiva, en la que prevalece el silencio y el aguantar como método de resolución ante cualquier problema o sufrimiento.
En el ambiente en que vivían, mal que bien, salían adelante. Ahora se hallan en una situación totalmente nueva para ellas. El silencio y el aguantar no los lleva a nada y se encuentran con que no tienen redes de apoyo. Ha desaparecido todo su entorno, aquellas personas con las que establecían relaciones ahora no están. No tienen una estructura que les brinde soporte, compañía, apoyo emocional, ayuda material, guía, consejos y la posibilidad de acceder a nuevos contactos.
No tienen apoyo familiar. O bien sus familiares les rechazan, retirándoles la palabra, echándoles de casa; o bien no comprenden la situación por la que están pasando y no les brindan el sostén que realmente necesitan. Además, quienes vienen de la vida consagrada, tienen muy inculcada la idea de que la célula base de la sociedad es la familia[1] —idea de la que difiero, considero que la célula base de la sociedad es la persona, la familia es una institución que está por y para la persona—, por lo tanto, creen que fuera del ámbito familiar difícilmente encontrarán la ayuda que necesitan.
Asimismo, cargan con el estigma de que son unos infieles. Se ven rechazados por personas provenientes de la Iglesia católica, que es el primer lugar al que acuden en busca de ayuda, y esto les produce un enorme desconcierto.
Todo esto les hace sentirse perdidos.
¿Qué hacer? Pedir ayuda. No hay otra. Empieza por el más cercano y este te llevará a otro, y este a su vez a otro, y este a otro… Como el efecto dominó irás creando tu red de contactos y tu propia red de apoyo.
Date el permiso de sentirte mal, necesitado, vulnerable…
Pide ayuda. Hay mucha gente dispuesta a ayudarte. Al igual que tú, siempre inclinado a echar una mano a los demás, hay multitud de personas dispuestas a ofrecerte su ayuda, porque, como a ti, les hace felices auxiliar a otros aunque no pertenezcan a su círculo de conocidos.
Pide ayuda. No te quedes esperando su ayuda, y mucho menos pretendiendo que adivinen qué necesitas. Pide ayuda sin más, tal como eres, tal como estás: con la autoestima baja, con miedo al rechazo, con temor a la humillación.
Pide ayuda. No solo una vez, sino todas las veces que lo necesites. No molestas, el mundo está lleno de personas maravillosas que saben amar.
Pide ayuda, déjate querer y DISFRUTA.
[1] Resulta curioso que la misma Iglesia que predica que la familia es la célula base de la sociedad, permita que la vida religiosa separe a las personas consagradas de sus familiares de forma drástica.
Bibliografía consultada
Adhara Monzó. La Importancia del Autocuidado: Consejos Prácticos para Priorizar tu Bienestar. Psicologiamonzo.com https://psicologiamonzo.com/la-importancia-del-autocuidado-consejos-practicos-para-priorizar-tu-bienestar/
Chiara Fabian. (2023, septiembre 5). Rutinas de Autocuidado Psicológico: ¿qué son y cómo aplicarlas? Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/rutinas-autocuidado-psicologico
Nerea Rodríguez. (2023, febrero). El papel del autocuidado personal en la psicología. Nerearodriguez.com https://www.nerearodriguezc.com/autocuidado-personal/
Patricia Fernández. (2024, julio). Autocuidado: qué es y para qué sirve. Somosestupendas.com https://somosestupendas.com/autocuidado-que-es/